Nicolás Pareja tiene 24 años y juega al fútbol en el Espanyol de Barcelona. En el equipo Argentino Junior alcanzó la fama y luego fue comprado por el Anderlecht de Bélgica en el 2006.
¿Te costó mucho tomar la decisión de dejar el país para irte a un equipo de Europa?
No, porque siempre quise jugar afuera. Igual nunca me había imaginado estar en un país como Bélgica, pero no me puedo quejar porque es uno de los mejores equipos.
¿Qué es lo que más extrañas?
La familia, aunque hablamos por teléfono seguido y vinieron a visitarme un par de veces. Yo pensaba que iba a ser mucho más difícil pero gracias a Mariela, mi mujer, me siento acompañado.
¿Tu esposa te apoya en todas las decisiones?
Si, es una santa; ella tuvo que dejar su carrera de abogacía para poder estar conmigo acá y yo valoro mucho el esfuerzo que hizo para adaptarse. Tenemos peleas como cualquier persona pero el amor de ella es incondicional.
Teniendo en cuenta que en diciembre nace tu hija Micaela en Europa, ¿no te contó aceptar que crezca en otra cultura?
Sí mucho, pero es un progreso importante para mi y para mi familia en todo sentido y la verdad que la cultura europea me gusta y me parece buena para la educación y crianza de un hijo.
En una entrevista confesaste que tu sueño era ser parte de Independiente, ¿Sigue siendo una de tus metas?
Quería estar en el rojo porque soy fanático y para mi viejo y mi hermano hubiese sido muy fuerte verme defendiendo a esa camiseta pero no es una meta que yo tengo.
Entonces, ¿Cuál es el objetivo que tenes hoy?
Con Mariela llegar a ser una familia como la tuve yo de chico y con el trabajo seguir creciendo como lo vengo haciendo. Pero lo más importante ser feliz y ver bien a la gente que quiero.
El defensor ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing con la Selección, demuestra con su ejemplo que a base de buen fútbol y constancia se puede llegar a ser un jugador clave.
Luciana Acebal
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