Ariel Ortega debutó ayer en la cancha de Independiente de Rivadavia con un 1-0 frente a la CAI, luego de casi cuatro meses sin jugar. Se lo vio en un excelente estado, a pura gambeta y fantasías.
A diferencia del Independiente de primera, los mendocinos tuvieron doble motivo para festejar en la fecha que se fue.
Una de ellas fue la reinauguración de la cancha Bautista Gargantini, reabierto luego de casi cuatro meses, el último juego allí había sido el 14/6, 0-0 con Ferro. Pero no sólo fue la sensación de volver a casa sino que se le sumó la concreción de otro sueño: ver el estallido de Ariel Ortega en el 1-0 a la CAI.
El Burrito, por primera vez desde que llegó a Mendoza, comenzó a regalar esa magia que tuvo siempre: gambeta, piques cortos, despliegue y calidad al manejar el balón.
"Cada vez me siento más cómodo jugando al fútbol acá. Sé que si ganamos dos o tres partidos seguidos vamos a estar peleando arriba", afirmó el jugador emocionado.
A diferencia del Independiente de primera, los mendocinos tuvieron doble motivo para festejar en la fecha que se fue.
Una de ellas fue la reinauguración de la cancha Bautista Gargantini, reabierto luego de casi cuatro meses, el último juego allí había sido el 14/6, 0-0 con Ferro. Pero no sólo fue la sensación de volver a casa sino que se le sumó la concreción de otro sueño: ver el estallido de Ariel Ortega en el 1-0 a la CAI.
El Burrito, por primera vez desde que llegó a Mendoza, comenzó a regalar esa magia que tuvo siempre: gambeta, piques cortos, despliegue y calidad al manejar el balón.
"Cada vez me siento más cómodo jugando al fútbol acá. Sé que si ganamos dos o tres partidos seguidos vamos a estar peleando arriba", afirmó el jugador emocionado.
Ludmila Fontana
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